Lucha de egos en Veintiséis de Octubre
El afán de figuretismo de sus dirigentes hizo que el distrito más joven de Piura se perdiera la oportunidad de ser dirigido, en su primera gestión municipal, por uno de los suyos. Que luego no se quejen.
Norka Peralta Liñán
Mañana (26 de octubre) se cumplen 16 años de la firma del Acuerdo de Paz entre Perú y Ecuador. Aquella fecha histórica fue escogida para denominar así a un grupo de asentamientos humanos del sector oeste de Piura que buscaba convertirse en distrito desde 1984.
Los vecinos detrás de este anhelo creyeron que así despertarían la simpatía del ex presidente Alberto Fujimori— quien firmó el tratado de paz con Jamil Mahuad en 1988— y que, con su apoyo, se aceleraría la creación de la jurisdicción que daría visibilidad a sus necesidades básicas. No lo lograron y debieron esperar 15 años más. El 3 de febrero del 2013, mediante Ley 29991, nació Veintiséis de Octubre.
Veintiséis de Octubre agrupa más de 40 asentamientos humanos, la mayoría de los cuales aún carece de títulos de propiedad y, por ende, de los servicios necesarios para vivir con dignidad, una aspiración de los primeros ayabaquinos y huancabambinos que, a mediados de los años 60, invadieron los extramuros del sector oeste de Piura, cuenta Miguel Godos Curay, docente de la Universidad Nacional de Piura. Cincuenta años después, ese núcleo alcanza 110 kilómetros cuadrados de extensión y limita por el sur con Catacaos y por el oeste con Sullana.
El pasado 5 de octubre, los vecinos del nuevo distrito eligieron a su primer alcalde. Práxedes Llacsahuanga, ex burgomaestre de la provincia de Ayabaca, ganó en las urnas bajo el ala protectora de Unión Democrática del Norte (UDN), el partido que también logró la presidencia de la región y la alcaldía provincial. Sin embargo, Llacsahuanga no fue la primera opción de UDN.
Óscar Miranda, alcalde electo de la provincia, me comentó, cuando lo entrevisté para "El Comercio" dos días después de las elecciones, que la idea inicial de su partido era escoger un candidato de consenso entre los dirigentes que impulsaron la creación de Veintiséis de Octubre. A decir de Miranda, de esta forma UDN se aseguraba de ir a las elecciones con un político que realmente conociera los problemas y aspiraciones del distrito. Sin embargo, esta intención se frustró debido a que la mayoría de dirigentes, víctimas de un proceso febril de egocentrismo, reclamaba ser el candidato. Nunca se llegó a un consenso.
Al final, 18 aspirantes pugnaron por esta novel alcaldía, una avalancha de postulantes que, por cierto, solo fue superada a nivel nacional por los 20 que disputaron el sillón municipal de Nuevo Chimbote, en Áncash. UDN escogió a Llacsahuanga como su candidato debido a su experiencia municipal, pese a que su actividad política en Veintiséis de Octubre ha sido nula. Aunque fue acusado de tener supuestos vínculos con el narcotráfico, Llacsahuanga fue elegido con el 19,80% de los votos.
Y esta es la breve historia de cómo el afán de protagonismo y poder de sus dirigentes hizo que Veintiséis de Octubre perdiera la posibilidad de ser dirigido, en la primera gestión municipal de su historia, por uno de los suyos. Será para la próxima. Tienen cuatro años para desinflar sus egos y decidirse a trabajar por el distrito que alguna vez soñaron juntos.