Hace 4 meses y 15 días renuncié a mi trabajo como periodista y me lancé al vacío del desempleo. Estaba cansada de lo que hacía. Y no porque tuviera un mal trabajo, solo que creí entonces, y lo sigo creyendo aún, que debía encontrar nuevas motivaciones para seguir haciendo periodismo o para dedicarme a otra cosa, a cualquiera que me llene de renovadas alegrías, ambiciones y sueños.

Además de la llamada crisis de los 30, mi decisión fue impulsada por una crisis mayor y de escala mundial. La agonía del periodismo tal y como lo conocemos al ser parte de una alocada carrera por la nota inmediata en la página web de tu medio de comunicación, con el respectivo Me gusta, el tuiteo y retuiteo. El periodismo en Internet no me parece malo, de hecho, tengo amigos en el Perú y en otros países de América Latina haciendo proyectos periodísticos interesantes y alentadores en la web. Pero son propuestas bien pensadas, que se nutren de la investigación, y que mantienen vivo el deseo juvenil y casi naif, que nos llevó a muchos a estudiar periodismo, de hacer de esta profesión un instrumento para construir mejores sociedades. O al menos de intentarlo. 

Creo que esta etapa que vive nuestro oficio es solo eso, una fase dura y cruenta, con muertos y heridos, con sus héroes y sus antagonistas, pero que ha logrado plantear un debate que ya nos hacía falta entre los periodistas y los empresarios, entre los amantes del papel y los que defienden la increíble oportunidad que representa explotar nuevas plataformas para seguir haciendo periodismo. Es un momento inigualable.

Yo soy de los que creen que el Internet es solo una herramienta más y lo que debe seguir persistiendo es el trabajo duro en la calle, el tiempo necesario para el reporteo y la apuesta de los medios de comunicación por invertir en la realización de informes y reportajes. Por otro lado, está la tarea de los empresarios de hacer rentable este camino… hasta ahora solo hemos tenido directivas de aumentar el tráfico en las web, circular hasta el cansancio en las redes sociales y escribir sobre los temas más virales en Internet, aunque sean banales e insulsos. Espero que en el 2015 surjan mentes brillantes que encuentren el balance perfecto entre el periodismo e Internet. Mientras tanto, hay gente valiente dando lucha y hay otros miles que, como yo, aún siguen pensando qué hacer. 

 A mediados de agosto decidí tomarme un año sabático para hacer un alto en mi vida laboral. Luego vine a Piura y opté por llamarle “La Siesta Piurana” a esta etapa. He escrito algunos post, pero ya no sé si lo seguiré haciendo el próximo año. Hace un meses leí que si Mark Twain viviera en esta época, tendría un blog pero no escribiría gratis. Y es cierto. Muchos escribimos blogs para no perder práctica, para dejar constancia de nuestras geniales ideas o simplemente por exhibición pública, pero, quizás, deberíamos pensar en hacerlo rentable como un ejercicio, aunque a pequeña escala, de lo que les exigimos a nuestros editores y directores. Yo voy a pensar en ello. Quizás no llegue a ningún lado, pero lo voy a intentar y sino pensaré en otra cosa. 

 En un capítulo de “How I met your mother”, Ted Mosby, el personaje principal de la serie, se esfuerza mucho en desarrollar un proyecto como arquitecto, pero no lo logra, no encuentra inspiración ni oportunidades. Sufre y se empecina en persistir en su profesión… hasta que una amiga le dice que quizás debe dejar de hacer algo que ya no lo motiva y empezar a buscar nuevos retos. Me pareció un buen consejo y, como por arte de magia, dejé de angustiarme por mi futuro profesional tan incierto por ahora. Creo que debí ver esta serie hace cuatro años. Voy atrasada. 

O, quizás, este es el momento justo para mí. Este año me trajo a Piura, me enamoré de un hombre increíble; conocí a una chica de 22 años que enfrenta serias dificultades económicas pero que abriga el sueño de estudiar en una universidad norteamericana algún día y pude viajar en colectivos en los que todos los pasajeros se saludan como si fueran compinches de toda la vida, con esa sonrisa easygoing que tienen los piuranos.

 También vi “The Newsroom”, la serie norteamericana sobre un canal de televisión ficticio en la que sus protagonistas se volvieron mis héroes, porque viven las mismas angustias que vivimos los periodistas en estos tiempos; mis amigas más cercanas empezaron a reproducirse, otras planean bodas, algunas vivieron penas de amor y se recuperaron como aves fénix, y se volvieron más guapas y sabias en ese proceso. 

 Hoy, a pocas horas de celebrar el advenimiento del 2015, terminé de leer mi primer libro en inglés: “The curious incident of the dog in the night time” de Mark Haddon. Es la historia de un chico autista que intenta escribir una novela policíaca sobre la misteriosa muerte de un perro en su barrio. Lo tuve conmigo todo el 2014 y hubo muchas ocasiones en las que lo dejé olvidado. Hoy, mientras me comía un helado en El Chalán, lo terminé. Y en sus últimas páginas encontré la idea central de lo que espero sea mi mantra en adelante. Les recomiendo cantar lo mismo de vez en cuando. 

 “She said, Just think about today. Think about things that have happened. Especially about good things that have happened”. 

Feliz 2015. Y que este año nos lleve adónde queramos llegar y más allá. Alas y buen viento.