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en alguna pared de montero, piura. foto: norka peralta

Un comercial y regreso

Todo este asunto me trae paz, que es lo que no tuve nunca. Si tienes paz, tienes todo y puedes usar tu mente en cosas de más provecho, como escribir, por ejemplo. Ese Gandhi era un puto genio.

Publicado: 2015-03-05

Llegué a Piura anoche a las 9:55 p.m. hora local, en vuelo procedente de LAN. Me gustan los aviones, me gustas tú / Me gusta viajar, me gustas tú. Fue un vuelo tranquilo, aunque el piloto recomendó tener puesto el cinturón de seguridad durante el viaje. Podrían presentarse turbulencias, dijo. Pero se equivocó. La única turbulencia que se presentó fue la que había en los asientos A y B de la fila 19, ala izquierda del avión, o sea a mi lado. Mis vecinos eran una parejita que no dejó de prodigarse besos y arrumacos durante todo el viaje, desde antes de despegar. Insoportables los dos. Los odié en silencio. Yo tenía que esperar 1 hora con 40 minutos para estar en las mismas. Insoportables los dos.  

Dos meses después regreso a Piura. Tal parece que S. y yo estamos empeñados en ser los protagonistas peruchos de la segunda parte de “Cómo si fuera la primera vez”, esa película en la que el personaje de Adam Sandler debe conquistar una y otra vez al personaje que caracteriza Drew Barrymore, quien sufre un trastorno en su memoria de corto plazo que no le permite recordar nada. A diferencia de la Barrymore yo recuerdo todo lo que he vivido con S. desde que empezamos a salir y, a diferencia de Sandler, S. es más guapo. Y más inteligente. Y más gracioso. Y más noble que una lechuga. Y más etcéteras más.

Detrás de la fila 19 había un grupo de jóvenes chilenos que no paró de reírse durante el vuelo. Planeaban su juerga mancoreña. A esas horas, calculo, el gobierno peruano respondía que no estaba satisfecho con la postura chilena en torno al caso de espionaje. A esta hora, calculo, los chilenos de juerguita en Máncora deben estar muy satisfechos. Relaciones bilaterales, le dicen.

Cuando el avión aterrizó, los últimos de la fila, es decir, la parejita turbulenta, los chilenos parranderos, el resto de pasajeros a los que no presté atención y yo, formamos cola, resignados en salir al final. Pero, felizmente, se abrió primero la puerta trasera del avión y dimos media vuelta. Los últimos serán los primeros. Amén. “Yeeee, bajamos por atroya”, dijo uno de los muchachos chilenos. Muchos se rieron. [Post-it mental: Preguntarle a mis amigos chilenos si se usa atroya en la jerga chilena, po]

Cuando dimos media vuelta me di cuenta que había un señor que permanecía sentado, a su lado había un cooler forrado con ese plástico que se usa para guardar comida en la refrigeradora. La tapa del cooler estaba manchada con un poco de sangre. Supuse que era un doctor que debía llevar algún órgano para ser trasplantado. Tenía toda la pinta. El rostro sereno, anteojos, uñas bien recortadas y limpias, como espero que las tengan todos los doctores. Como tenía gente detrás de mí, ansiosos por bajarse del avión, incluyendo a la parejita telúrica, sobre todo ellos, decidí que esperaría al doctor al pie de las escaleras para preguntarle si, efectivamente, llevaba un órgano en el cooler, para quién era, cuándo sería la operación, cómo se haría, quiénes participarían. Quién, cuándo, dónde, cómo, por qué. Me emocioné pensando en que allí había una buena historia para ser contada. Luego pensé en S. y el periodismo se fue a la mierda. Me olvidé del doctor y bajé las escalinatas del avión corriendo. Solo espero que la operación haya sido exitosa. Me gusta volver, me gustas tú.

Vuelvo a Piura después de dos meses y está tan hermosa como la dejé, solo que hace un calor del infierno. Te duchas y el agua sale caliente sin necesidad de terma. Lo peor es que no sales de la ducha y ya estás sudando. Pensé en ver a algunos amigos que hice por aquí y a otros que están de paso por esta noble ciudad, pero todos se pueden ir al carajo, cordialmente hablando, porque tengo otros planes. Sabrán comprender. Solo le escribí por Whatsapp a I.: “Bruja, estoy en Piura, todo lindo. Carita feliz". Ella me respondió: carita feliz. O sea muy #amixforever.

Quería revisar un poco de prensa local, pero la verdad es que sé más de Piura que el piurano promedio gracias a S. y al diario donde trabaja. En suma, S. es Piura y Piura es el Perú. Todas las noticias del mundo se pueden ir a la mierda, cordialmente hablando.

Mientras S. trabaja yo he pasado el día leyendo y escribiendo. Desde que estoy con él, es lo que más hago. No digo que antes no lo hiciera, es solo que ahora lo disfruto más, porque todo parece tener sentido, creo que es porque este asunto me trae paz, que es lo que no tuve nunca. Si tienes paz, puedes usar tu mente en cosas de más provecho, como escribir, por ejemplo. Ese Gandhi era un puto genio. Recién lo entiendo. Qué voy a hacer / Je suis perdu.


Escrito por

Norka Peralta Liñán

Periodista (Lima, 1978). No es la diseñadora de Gisela Valcárcel. Vive en Piura. En su año sabático hace siesta cuando no puede dormir.


Publicado en

La siesta piurana

Notas al vuelo, artículos, videos y fotografías a modo de ensayo sobre la realidad piurana.